Sí, claro; la prisa de un teclado es funcional, más no es su beneficio natural.
No pasará mucho tiempo, para caer en la torpeza, de cierta falta de destreza.
Víctor Hugo Ávila Velázquez
*Jan van Eyck. Heilige Barbara van Nicomedië. 1437
Sí, claro; la prisa de un teclado es funcional, más no es su beneficio natural.
No pasará mucho tiempo, para caer en la torpeza, de cierta falta de destreza.
Víctor Hugo Ávila Velázquez
*Jan van Eyck. Heilige Barbara van Nicomedië. 1437
Me inclino hacia lo azul de ese reflejo
que, de la llama que perece, nace.
Y, de pronto, en cristal, lámpara, espejo,
miro cómo la noche me rehace.
¡Tribus de lo que fui! Duro entrecejo;
paralitica voz; ojo en que yace
-última luz- un último consejo.
Ardor como ése, gélido, me place.
Luces guillotinadas… Viejas voces
sangrando en los fonógrafos suspensos…
Segado de paréntesis veloces,
libro en que palpo otra presencia mía.
¡Tribus de lo que fui! ¡Trágicos censos!
El cuerpo es un fantasma que me espía.
*Jaime Mario Torres Bodet (1902-1974) Nace en la ciudad de México. Diplomático, funcionario público, escritor, ensayista y poeta.
**Comparte Víctor Hugo Ávila Velázquez
*** Fowler 1870 Vasily Grigorevich Perov (Russian 1834 – 1882)
Romance del enamorado y la muerte. Anónimo.
Un sueño soñaba anoche
soñito del alma mía,
soñaba con mis amores,
que en mis brazos los tenía.
Vi entrar señora tan blanca,
muy más que la nieve fría.
—¿Por dónde has entrado, amor?
¿Cómo has entrado, mi vida?
Las puertas están cerradas,
ventanas y celosías.
—No soy el amor, amante:
la Muerte que Dios te envía.
—¡Ay, Muerte tan rigurosa,
déjame vivir un día!
—Un día no puede ser,
una hora tienes de vida.
Muy deprisa se calzaba,
más deprisa se vestía;
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
—¡Ábreme la puerta, blanca,
ábreme la puerta, niña!
—¿Cómo te podré yo abrir
si la ocasión no es venida?
Mi padre no fue al palacio,
mi madre no está dormida.
—Si no me abres esta noche,
ya no me abrirás, querida;
la Muerte me está buscando,
junto a ti vida sería.
—Vete bajo la ventana
donde labraba y cosía,
te echaré cordón de seda
para que subas arriba,
y si el cordón no alcanzare,
mis trenzas añadiría.
La fina seda se rompe;
la muerte que allí venía:
—Vamos, el enamorado,
que la hora ya está cumplida.
*Anónimo. Hurtado de Antología Poética en Español. “ROMANCES NOVELESCOS Y LÍRICOS. SIGLO XV-XVI”.
**Comparte Víctor Hugo Ávila Velázquez.
***Panel of Parentino’s Temptations of St. Anthony.
Pequeña oda a Tío Coyote
¡Salud a tío Coyote,
el animal Quijote!
Porque era inofensivo, lejos de la manada,
perro de soledad, fiel al secreto
inquieto
de su vida engañada
sufrió el palo, la burla y la patada.
Fue el más humilde peregrino
en los caminos de los cuentos de camino.
Como amaba las frutas sazonas,
las sandías, los melones, las anonas,
no conoció huerta con puerta,
infranqueable alacena,
ni propiedad ajena,
y husmeando el buen olor de las cocinas
cayó en la trampa que le tendieron las vecinas
de todas las aldeas mezquinas
y se quedó enredado en las consejas
urdidas por las viejas
campesinas.
Y así lo engendró la leyenda
como el Quijote de la Merienda.
Pero su historia es dulce y meritoria.
Y el animal diente-quebrado,
culo-quemado,
se ahogó en la laguna
buceando el queso de la luna.
Y allí comienza su gloria
donde su pena termina!
También así murió
Li-Tai-Po,
poeta de la China.
*José Coronel Urtecho (1906-1994) Nace en Granada, Nicaragua. Fue poeta, traductor, ensayista, crítico, orador, dramaturgo, diplomático, historiador y fundador del movimiento literario de Vanguardia nicaragüense.
** Comparte Víctor Hugo Ávila Velázquez.
***Timbre, Coyote, Nicaragua. 1990
Soñé que de una peña me arrojaba
quien mi querer sujeto a sí tenía
y casi ya en la boca me cogía
una fiera que abajo me esperaba.
Yo, con temor buscando, procuraba
de donde con las manos me tendría,
y el filo de una espada la una asía
y en una yerbezuela la otra hincaba.
La yerba a más andar la iba arrancando,
la espada a mí la mano deshaciendo,
yo más sus vivos filos apretando…
¡Oh, mísero de mí, que mal me entiendo,
pues huelgo verme estar despedazando
de miedo de acabar mi mal muriendo!
*Francisco de Terrazas (1540-1600?) Nace en México. Poeta.
**Comparte Víctor Hugo Ávila Velázquez.
*** Camille Félix Bellanger – “Abel” (1874-1875, óleo sobre lienzo, 110 x 215 cm, Museo d’Orsay, París).
El pobre vergonzante
La ha sacado
De su bolsillo agujereado,
La ha puesto bajo sus ojos;
Y la ha mirado atentamente
Diciendo: “¡Desgraciada!”
La ha soplado
Con su boca humedecida;
Sentía casi miedo
De un horrible pensamiento
Que le llenó el corazón.
La ha mojado
Con una lágrima helada
Que cayó por azar;
Su casa estaba agujereada
Todavía más que un bazar.
La ha frotado,
No la ha recalentado,
Apenas la sentía;
Pues, por el frío apretada,
Se retiraba.
La ha sopesado
Como se sopesa una idea,
Apoyándola en el aire.
Luego la ha medido
Con un alambre.
La ha tocado
Con su labio arrugado.
Con un frenético espanto
Ella ha exclamado:
¡Adiós, bésame!
La ha besado
Y después la ha cruzado
Sobre el reloj del cuerpo
Que daba, mal montado,
Sordos y pesados acordes.
La ha palpado
Con una mano decidida
A hacerla morir.
-Sí, es un bocado
Del cual puedo alimentarme.
La ha doblado,
La ha roto,
La ha colocado,
La ha cortado,
La ha lavado,
La ha llevado,
La ha asado,
La ha comido.
Cuando era pequeño, le habían dicho: -Si tienes hambre, cómete una mano.
*Xavier Forneret (1809-1884) Nace en Beaune, Francia. Poeta, dramaturgo y periodista.
**Comparte Víctor Hugo Ávila Velázquez.
***Señas.
La toalla es una sierva,
El jabón es un servidor,
y la esponja es una sabia;
Pero el peine es un gran señor.
Sí, es un gran señor, Señora,
De los más nobles por la alteza
y por la limpieza del alma,
¡Sí, el peine es un gran señor!
¿Cómo?, se atreve a decir en voz alta
Sucio como un … ¡De todo corazón,
Responda!, ¿quién tiene la culpa?
¡ Pero el peine es un gran señal’!
Sí, si no está limpio, el peine,
¿Quién tiene la culpa?, ¿su autor?
¡No es más bien de la tiña!
Pues … el peine es un gran señor.
La culpa, es de quien le deja
Desarrollarse en su horror.
Es la culpa … de nuestra pereza.
Él, el peine es un gran señor.
Sí, nuestra mano es su vasalla,
y si está sucia, por desgracia,
El se coñ … ríe un poco de estar sucio,
Pues el peine es un gran señor.
Sólo quiere limpiar la cabeza
Si la mano de su cepillador
Le limpia los dientes, repito,
Si el peine es un gran señor.
Sí, es un gran señor, el peine,
Sin ser arrogante ni burlón,
Su divisa sería: «no me digno»
Pues el peine es un gran señor.
Gran señor su desdén nos azota,
Portador de espada, él es reídor,
Pues, esta espada es una aguja,
Si el peine es un gran señor.
Esta aguja, hábil y amable,
La devuelve limpia como una flor,
En los dedos de la chiquilla
Donde el peine es un gran señor.
Pues que yo diga o que tú digas
Que es sucio, pico de oro,
Él no hace caso de las tonterías,
Pues el peine es un gran señor.
En cuanto a mí, no quiero decirlo:
Eso carecería … de sabor y además haría sonreír;
No … , el peine es un gran señor.
Sobre tus dientes finos y sin roña,
Cada mañana yo tengo ese honor,
Mi bello peine, yo te beso,
y soy tu servidor.
Valentines.
Germain Nouveau.
*Germain Marie Bernard Nouveau (1851-1920) Nace en Pourrières, Francia. Poeta del movimiento simbolista.
**Comparte Víctor H. Ávila Velázquez.
*** Hashiguchi Goyo – Woman in Blue Combing Her Hair – Walters 1920.
No era el libro, tampoco el editor, mucho menos el autor. No era el leer. Antes fue la escritura, quizá siempre, pero no por alguien, sino por ser. Quizá, también, la literatura se es.
Víctor Hugo Ávila Velázquez.
*Albert Anker, Rosa e Bertha Gugger, olio su tela, 1883.
En el diccionario de María Moliner se lee sobre la voluntad: Facultad del alma con la que quiere o elige unas cosas y rechaza otras, y gobierna los actos del ser animado por ella. Mientras que Schopenhauer opina “La voluntad es el impulso ciego, oscuro, y vigoroso. Sin justicia y sin sentido.”
Vaya lío si hablara de mis sentimientos. Pero escribo sobre la literatura.
He estado leyendo, o al menos tratando, a la novela. Sus marañas me llevan a confundir su propósito y doy mera interpretación fallida. Estoy gobernado por el relato; no se trata de extensión, sino de lo delicado, su tiro y su acierto.
En un impulso voy a lo arbitrario y a la simpleza. Soy, en ocasiones, de voluntades breves o efímeras.
Víctor Hugo Ávila Velázquez.
*Cornelis Cornelisz. Van Haarlem – “La caída de los titanes” (1588-1590, óleo sobre lienzo, 239 x 307 cm, Statens Museum for Kunst, Copenhague).
Cuando leo, no pienso, eso llega después, con calma, paso a paso. Leo palabra por palabra y se profanan algunas imágenes que daba ya por concebidas y que ahora son otras. Las oraciones crean los tejidos de cualquier ambiente. Luego están las comas, como suspiros siempre han sido, el aliento del texto mientras lo leo. Leer no es un quehacer intelectual, es la faena de entrar a otros pensamientos bajo el manto de ser invitados, no hay que cerrar la puerta, otros más llegarán, quizá abrir las ventanas. Leer es el mayor edicto de nuestro lenguaje sobre la vida humana y sus percepciones. Cuando leo, dejo atrás quien era para ser primicia de una empatía breve, tan breve como un relato, un poema o una novela.
Víctor Hugo Ávila Velázquez.
* René Magritte – “Hombre con periódico” (1928, óleo sobre lienzo, 115 x 89 cm, Tate Modern, Londres).